El legado de Alice Milliat, la pionera de la participación femenina en los Juegos Olímpicos
Hace un siglo, Alice Milliat luchó por la inclusión de las mujeres atletas en los Juegos Olímpicos. Su contribución, ignorada durante mucho tiempo, ahora es reconocida.
Por John Branch (New York Times)
Reportando
desde las ciudades francesas de París y Niza
- 13
de julio de 2024
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Era el año de 1922, dos años antes de la última vez que se celebraron unos Juegos Olímpicos en París. En un caluroso día de agosto, casi 20.000 personas acudieron al estadio Pershing para ver a 77 deportistas de atletismo, entre los que figuraba un equipo de Estados Unidos. Los países desfilaron y se batieron récords mundiales. Hubo 27 periodistas y cobertura informativa en todo el mundo.
Para iniciar
los juegos, una mujer de 38 años llamada Alice Milliat dio la bienvenida al
mundo a París. Ella era la fundadora de la Federación Internacional de Deportes
Femeninos, conocida en su Francia natal como Fédération Sportive Féminine
International.
Ese día,
todas las competidoras fueron mujeres.
“Por este acto, declaro inauguradas las primeras Olimpiadas femeniles”,
dijo.
Esa declaración de Milliat resuena hasta nuestros días. El mundo de los
Juegos Olímpicos dominado por hombres, ocupado en la preparación de los Juegos
de París de 1924, ignoró el acontecimiento de 1922, salvo para quejarse del uso
no autorizado de la palabra “Olimpiadas” por parte de Milliat. Rechazaron la
idea de que las mujeres pudieran competir.
Los primeros Juegos Olímpicos femeninos, celebrados en París dos años antes de que se celebraran en la ciudad los Juegos de Verano de 1924, atrajeron a 77 atletas de atletismo de varios países, entre ellos Estados Unidos.Credit...Presse Sports
La
británica Nora Callebout ganó seis medallas en los Juegos Olímpicos femeninos
de 1922.Credit...Presse Sports
La
checoslovaca Marie Mejzlikova batió récords de velocidad y longitud.Credit...Presse Sports
Los Juegos
de París de 1924 contaron con un grupo de atletas femeninas —135 mujeres de
entre 3089 varones—, pero la participación de las mujeres en las Olimpiadas se
limitó a unas cuantas pruebas, como la natación y el tenis. No hubo
participación femenina en la mayoría de los deportes, incluidos el atletismo,
el fútbol, el remo, el ciclismo e incluso la gimnasia.
Pierre de Coubertin, fundador y líder de las Olimpiadas modernas, dio a
conocer su actitud en repetidas ocasiones a lo largo de los años. En 1912, dijo
que tener mujeres en los Juegos Olímpicos “es poco práctico, poco interesante,
poco agraciado y, no dudo en añadir, inapropiado”.
Para 1928,
sus ideas no habían evolucionado.
“En cuanto a
la admisión de mujeres en los Juegos, sigo estando rotundamente en contra”,
dijo ese año. Murió en 1937 y se le considera un visionario del deporte.
Pero al
final, bueno, en 2024, Milliat ganó la batalla del género. Se espera que los
Juegos Olímpicos de este verano sean los primeros con la misma
cantidad de mujeres y hombres deportistas.
Cien años después de los primeros Juegos Olímpicos en París, por fin se
reconoce a Milliat como la pionera, una especie de Billie Jean King de su
tiempo. En Francia se publican biografías. Se ha proyectado un nuevo documental
en cines y televisión. El Museo Nacional del Deporte
en Niza le dedica una exposición temporal a Milliat. Una plaza en el
exterior de un nuevo estadio olímpico lleva su nombre (en un giro
previsiblemente moderno, los planes para que el estadio tuviera el nombre de
Milliat se truncaron cuando los derechos de denominación se vendieron a
Adidas).
“Nosotras, especialmente las mujeres, tenemos que conocerla y celebrarla”, dijo Sophie Danger, autora de una biografía de Alice Milliat.Credit...Andrea Mantovani para The New York Times
En
los archivos del Museo Nacional del Deporte de Francia hay notas de reuniones
de la Federación Internacional de Deportes Femeninos, que dirigía Milliat.Credit...Andrea Mantovani para The New York Times
Con
motivo de los Juegos Olímpicos de este año, el Museo Nacional del Deporte en
Niza presenta una exposición temporal sobre las pioneras del deporte femenino
de hace un siglo.Credit...Andrea Mantovani
para The New York Times
“A ella le debemos en gran parte que las mujeres puedan participar en el
deporte; que haya mujeres en los Juegos Olímpicos se lo debemos a ella”, afirma
Sophie Danger, autora de un nuevo libro, Alice
Milliat, la femme olympique, disponible, por ahora, solo en
francés. “Cada vez que me pongo los tenis, pienso en esta mujer”.
Pero es
razonable sospechar que, entre las más de 5000 mujeres que se espera que
compitan en los próximos Juegos Olímpicos, muy pocas hayan oído hablar de ella.
“Como
símbolo, Milliat sigue en los márgenes del movimiento olímpico”, explicó
Danger. “Lo que significa que la lucha continúa”.
Danger
señaló que paridad no es igualdad. La batalla no solo se libra en los Juegos
Olímpicos, por supuesto.
“Algunas personas quieren controlar el cuerpo de las mujeres”, comentó
Anne-Cécile Genre, la cineasta que filmó el documental, Alice Milliat: Les Incorrectes (que
se traduce al español como “las inapropiadas”).
“Alice Milliat luchó porque las mujeres estuvieran en control de su
cuerpo, para que las mujeres pudieran ser libres y tener el control de su forma
de moverse y de vestir. Eso es algo universal. Es algo por lo que las mujeres
del planeta siguen luchando”.
Milliat
lideró la lucha por la igualdad de género en los Juegos Olímpicos. En los
Juegos de París en 1924, menos del 5 por ciento de los participantes eran
mujeres. Se espera que los Juegos Olímpicos de 2024 sean los primeros con
paridad de atletas femeninas y masculinos.Credit...vía
Alice Milliat Foundation
‘El aplauso a las mujeres como recompensa’
Las
Olimpiadas se tardaron en reaccionar al movimiento femenil. Coubertin citaba a
menudo varias razones para mantener a las mujeres al margen: sería muy difícil
organizar el doble de participantes y pruebas; era inapropiado ver a mujeres
compitiendo en público; las Olimpiadas eran un escaparate de los mejores
atletas, y las mujeres no figuraban entre ellos.
“Creo que
hemos intentado, y debemos seguir intentando, poner en práctica la siguiente
expresión: la exaltación solemne y periódica del atletismo masculino, basada en
el internacionalismo, por medio de la equidad, en un marco artístico, con el
aplauso de las mujeres como recompensa”, dijo Coubertin en 1912.
Milliat quería que las mujeres participaran en los mismos eventos que los hombres, incluido el balompié y el rugby. Empezó por el atletismo, por ser una prueba glamurosa, evocadora de las antiguas Olimpiadas. El comité olímpico de Coubertin, compuesto exclusivamente por hombres, rechazó la sugerencia para los Juegos de 1920 en Bélgica. Sin embargo, Milliat siguió presionando.
Las
Olimpiadas femeninas de 1922, en París, contaron con un equipo de Estados
Unidos.Credit...Presse Sports
Camille
Sabie, de Estados Unidos, compitió en salto de longitud.Credit...Presse Sports
En 1921,
Sigfrid Edström, primer presidente del organismo rector del atletismo mundial y miembro
influyente del Comité Olímpico Internacional (COI), organizó un encuentro
internacional femenino en Montecarlo. Milliat no quedó impresionada. Le pareció
que había sido una oportunidad para salir en la foto, no una competencia seria.
En su opinión, poner el deporte femenino bajo la dirección de los hombres era
una manera de que ellos mantuvieran el control.
Poco
después, Milliat fundó la Federación Internacional Femenil del Deporte, que
agrupó a un creciente número de federaciones nacionales, introdujo normas
técnicas en los eventos deportivos y consolidó el mantenimiento de registros.
Fue nombrada presidenta y se celebraron reuniones periódicas en las que se
tomaron copiosas notas.
Milliat entendía el poder de la publicidad. Los periódicos, sobre todo
los franceses, hablaban de ella y del deporte femenil con regularidad. Organizó
partidos de balompié femenil, incluido uno en Mánchester, Inglaterra, en 1920,
que atrajo a 25.000 espectadores.
Luego puso
la mirada en las Olimpiadas. Y usaría esa palabra para su evento, programado
cada cuatro años entre los ciclos de los Juegos Olímpicos de Coubertin,
mayoritariamente masculinos.
“Para ella,
‘Olimpiadas’ era solo un tecnicismo”, afirmó Danger. “Era inteligente y
divertida. Decía que si no accedían a nuestra petición de unirnos a los Juegos
Olímpicos, seguiríamos organizando los nuestros”.
Milliat acordó dejar de usar la palabra “Olimpiadas” si los Juegos
Olímpicos permitían a las mujeres competir en atletismo. Se llegó a un acuerdo
y, en 1928, los Juegos Olímpicos de Ámsterdam contaron por primera vez con
atletismo femenino. Milliat quería diez pruebas, pero a las mujeres se les
concedieron cinco. Milliat fue seleccionada como juez, el único rostro femenino
en un mar de hombres.
Milliat
aceptó dejar de usar la palabra “Olimpiadas” si los Juegos Olímpicos permitían
a las mujeres competir en atletismo en los Juegos de Ámsterdam de 1928. Fue la
única jueza de esa prueba.Credit...vía Alice
Milliat Foundation
Uno
de los objetivos de Milliat, además de la igualdad de género en las Olimpiadas,
era establecer reglas y libros de récords universales para las mujeres.
Supervisó cuatro Juegos Olímpicos femeninos, de 1922 a 1934.Credit...Getty Images, vía Hulton Archive y Central
Press
No estuvo
exento de polémica. En la carrera de 800 metros, la distancia más larga que se
permitía correr a las mujeres, las tres primeras clasificadas batieron el
récord mundial. Varias mujeres se tiraron al suelo tras la línea de meta. Los
escritores deportivos escribieron que la escena era inquietante y que el
esfuerzo era demasiado para una mujer. Los Juegos Olímpicos no volvieron a
celebrar una carrera de 800 metros para mujeres sino hasta 1960.
“Que los
hombres hicieran lo mismo no era ningún escándalo”, comentó Danger sobre esa
imagen habitual de un corredor que se desploma al terminar la carrera. “Pero,
en el caso de las mujeres, era un escándalo”.
La atención
motivó el escarnio. Milliat fue objeto de burlas en periódicos y editoriales.
Sin embargo,
siguió presionando. Se celebraron juegos en los que solo participaron mujeres
en 1926 (en Gotemburgo, Suecia), 1930 (Praga) y 1934 (Londres, con más de 300
participantes). Se denominaron oficialmente Juegos Mundiales Femeninos, aunque
algunos medios de comunicación (incluido The New York Times, al menos una vez, en 1930)
se refirieron a ellos como Juegos Olímpicos Femeninos.
Pero la ola
del feminismo se frenó en la década de 1930, en medio de una depresión mundial
y la preparación de la Segunda Guerra Mundial, que canceló los Juegos Olímpicos
en 1940 y 1944. Las federaciones deportivas internacionales incluían a más
mujeres, pero estaban dirigidas por hombres, que ejercían el tipo de control
blando que Milliat había temido. En 1934, el COI se planteó eliminar por
completo a las mujeres del programa; ellas conservaron su escasa participación
por diez votos a favor y nueve en contra. El crecimiento del deporte femenino
se orientó hacia actividades consideradas más femeninas, como la gimnasia y el
patinaje sobre hielo.
Alcanzar algo similar a la paridad ha tomado su tiempo. En 1960, en los
Juegos Olímpicos de Roma, apenas una de cada diez atletas era mujer. En los
Juegos de Los Ángeles, en 1984, no llegaba a una de cada cuatro. En Pekín, en
2008, las mujeres apenas superaban el 40 por ciento.
En los
últimos años, el COI ha convertido la equidad en una misión, pero no todas las
pruebas son iguales en los Juegos Olímpicos. En París, mientras que la caminata
de 50 kilómetros (durante décadas, considerada solo apta para hombres) ha sido
sustituida por un relevo mixto, las mujeres siguen compitiendo en el heptatlón
de siete pruebas, no en el decatlón de diez pruebas.
“Nunca me
había percatado de aquello por lo que tenían que luchar las mujeres”, comentó
Genre, la cineasta. “Nací en la década de 1980 y no tuve que luchar por eso. No
sabía que el boxeo femenil no formó parte de los Juegos Olímpicos sino hasta
2012. ¿Y el maratón, en 1984? Eso fue después de que yo naciera. Es
una locura para mí. Pensé que había divisiones femeniles en los deportes desde
el principio”.
Milliat se
retiró de su cargo y la Federación Internacional Femenil del Deporte
desapareció. Murió en 1957, más bien en el anonimato. Ni siquiera sus vecinos,
según descubrió más tarde una investigadora, conocían su importancia en el
deporte.
Pero los historiadores siguen investigando sus contribuciones. En 2016,
se creó en Francia la Fundación Alice Milliat, dedicada al deporte femenil. En
los últimos años, se han bautizado gimnasios y calles con su nombre. Y este
año, por primera vez, en los Juegos Olímpicos tal vez haya el mismo número de
mujeres que de hombres en las competencias.