El costo humano de los juegos olímpicos
bajo la pandemia
Por Dave Zirin, Jules Boykoff
Fuentes: A l’encontre
La pesadilla que muchos responsables
médicos temían sobre los Juegos Olímpicos, se viene cumpliendo, tal como lo
predijeron también muchos responsables médicos.
Se necesitaría una hoja de cálculo
Excel para enumerar todos los casos de Covid-19 que ya están afectando los
Juegos, incluso dentro de la villa olímpica. Y hemos podido apreciar la triste
indiferencia del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas
Bach, ante la posibilidad de que el virus perturbe los Juegos o infecte a la
población vulnerable de Tokio. La doctora Annie Sparrow resumió la opinión de
muchos expertos reducidos al silencio en un tuit: «Sólo palabras y nada de
acción». Sobre el COI, Annie Sparrow dijo: «en todo el proceso, la ciencia ha
sido ignorada».
Esta «indiferencia» pone en peligro
vidas humanas no sólo dentro del recinto olímpico, sino también fuera de él.
Según las estadísticas del gobierno, sólo el 22% de la población japonesa está
totalmente vacunada. A medida que se acerca la ceremonia de inauguración de
Tokio 2020, el viernes 23 de julio, los niveles de Covid en la ciudad
anfitriona siguen aumentando en lo que constituye una quinta oleada, agravada
por la invasión de la cepa Delta, altamente transmisible. Las olimpiadas son
sumamente impopulares en el área metropolitana de Tokio, de 37 millones de
habitantes, por una muy buena razón: podrían provocar una cantidad de
muertes y enfermos totalmente evitables.
Mientras tanto, para esquivar los
llamados a la anulación de los Juegos, Thomas Bach utilizó a los atletas
participantes en las Olimpiadas como escudos humanos: «El COI no abandonará
nunca a los atletas, si hubiéramos anulado los Juegos habríamos perdido a toda
una generación de deportistas. Por lo tanto, para nosotros, la
cancelación no era realmente una opción». Sin embargo, muchos atletas ya
quedaron «perdidos» para estos juegos por culpa del Covid, entre ellos un
miembro del equipo de gimnasia de Estados Unidos, la estrella del tenis Coco
Gauff y varios jugadores de básquetbol estadounidenses, entre los cuales las
estrellas Bradley Beal y Zach Lavine. Y no hablemos de la pérdida de vidas que
podría producirse en Tokio después de que los 80.000 «invitados» olímpicos
hayan vuelto a sus casas y que las lentejuelas y oropeles hayan sido barridos.
Por una parte, Thomas Bach admitió
que, con respecto al Covid, «no alcanzaremos el 100% de eficacia». Eso sería
poner el nivel demasiado alto. El asombro de los responsables médicos y de los
defensores del sentido común fue grande cuando afirmó que el riesgo de que un atleta
que haya contraído el virus lo transmita a otros en la villa olímpica o en
otras partes del país es «nulo».
Thomas Bach añadió: «Estamos
convencidos de que una vez que el pueblo japonés vea a los atletas japoneses
desempeñarse en estas Olimpiadas, la actitud va a ser menos agresiva.» En otras
palabras, es probable que algunas personas tengan que sacrificar su salud -y
tal vez incluso su vida-, pero los Juegos deben continuar.
El COI insiste en que su papel es
«celebrar a los atletas» y dice que los pone en primer lugar. Pero la
realización de los Juegos Olímpicos durante una pandemia sanitaria mundial los
deja en último lugar. Como un loro ensayando para el «Día de la Marmota» [una
comedia fantástica de Harold Ramis, 1993, también llamada «El hechizo del
tiempo»], el COI dice que los Juegos Olímpicos de Tokio son «seguros». Que se
lo digan a los futbolistas sudafricanos que dieron positivo por coronavirus en
la villa olímpica. O a las 71 personas -atletas o miembros de delegaciones
olímpicas [87 oficialmente el 21 de julio]- a las que se les diagnosticó el
virus desde que aterrizaron.
El COI es responsable de poner en
peligro la vida de los participantes en los Juegos. Sólo el COI tiene la
facultad de cancelar los Juegos, gracias al contrato leonino firmado con la
ciudad anfitriona. Thomas Bach dijo: «Lo que hará que estos Juegos sean
históricos es la demostración de que pueden celebrarse con seguridad, incluso
en las circunstancias planteadas por esta pandemia».
Decir que esto suena a hueco para los
japoneses es quedarse muy corto. Satoko Itani, profesora de la Universidad de
Kansai (Japón), declaró a The Nation: «Estoy muy preocupada por el desastre que
estos Juegos Olímpicos ya han provocado en la sociedad japonesa. Todas las
pruebas circunstanciales sugieren que, por ser Japón el país anfitrión de los
Juegos Olímpicos, el gobierno minimizó la gravedad de esta pandemia y por lo
tanto, no logró frenar la propagación del virus cuando tenía la posibilidad de
hacerlo, lo que ya ha causado demasiadas muertes. Ahora, la población japonesa
observa cada día nuevos casos de Covid-19 relacionados con los visitantes
olímpicos. También estamos viendo que la llamada «burbuja» olímpica no
funciona. Estoy consternada. Tokio 2020 está poniendo en peligro vidas humanas porque
propaga el virus y porque absorbe los recursos públicos que necesitamos
desesperadamente para recuperarnos de la pandemia y de otras catástrofes
naturales que tienen lugar con frecuencia en nuestro país.» [Por no mencionar
la política gubernamental que multiplica los esfuerzos, pero son esfuerzos para
ocultar los efectos aún muy presentes de la catástrofe de Fukushima, como
ilustran los documentales emitidos en el canal franco alemán Arte – Nota de A
l’encontre].
Los Juegos de Tokio tendrían que
servir de advertencia a los anfitriones olímpicos de todo el mundo. Los Juegos
no sólo llamaron la atención sobre los problemas olímpicos endémicos (los
gastos, el desplazamiento de los habitantes populares, la militarización del
espacio público y el «greenwashing»), sino que también pusieron de manifiesto
la supresión de toda ética por parte de la banda itinerante de los barones del
deporte que dirige el COI y la corrupción, tanto legal como ilegal, permitida
por ese grupo. Con la organización de los Juegos, el COI le demuestra al mundo
entero el carácter microscópico de su ética.
Satoko Itani, refiriéndose a Thomas
Bach, refleja un amplio sentimiento en Japón cuando dice: «La gente aquí estaba
furiosa por su arrogancia y su negligencia. Lo que resulta particularmente
chocante es que fue a Hiroshima y a Nagasaki sin respetar un periodo de
cuarentena de dos semanas, pese a la oposición de los hibakusha [sobrevivientes
de las bombas atómicas lanzadas por EE.UU. en Hiroshima y Nagasaki]. No quieren
que su experiencia sea utilizada para «pacificar» los Juegos Olímpicos. Si Bach
quiere de verdad crear un mundo pacífico, debe empezar por escuchar a la gente.
El hecho de imponer su propia voluntad a alguien o de hablar sin conocer lo que
siente profundamente la gente no es más que lo contrario de cualquier
pacificación».
Lejos de ser un acto de
«pacificación», se trata de un probable caso de contagio masivo que puede
afectar a una población que, en su mayoría, no está vacunada. No es un acto de
paz. Es un acto de guerra. (Artículo publicado en The Nation, 21-7-2021 https://www.thenation.com/)
Dave Zirin es redactor responsable de
deportes en The Nation y es también autor de varios libros,
entre los que podemos citar Game Over: How Politics Has Turned the
Sports World Upside Down (The New Press, 2013).
Jules Boykoff es profesor de Ciencias
Políticas en la Universidad del Pacífico en Oregón. Ha publicado cuatro libros,
el más reciente es NOlympians: Inside the Fight Against Capitalist
Mega-Sports in Los Angeles, Tokyo (Fernwood Publishing, abril 2020)
Fuente: http://alencontre.org/societe/le-cout-humain-des-jeux-olympiques-pandemiques.html
Traducción de Correspondencia de Prensa
Nuestro periodismo es democrático e
independiente . Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos tú también. Página
informativa sobre eventos que ocurren en el mundo y sobre todo en nuestro país,
ya que como dice nuestro editorial; creemos que todo no está perdido. Sabemos
que esta democracia está presa sin posibilidad de salvarse aunque su agonía es
lenta. Tenemos que empujar las puertas, son pesadas, por eso, necesitamos la
cooperación de todos. Soñamos con una patria próspera y feliz, como idealizó el
patricio Juan Pablo Duarte. necesitamos más que nunca vuestra cooperación.
Haciendo clic AQUÍ ó en el botón
rojo de arriba