JULIAN ABREU JIMENEZ ESCRIBE:
La Balanza del Judo Dominicano
El ilegitimo Comité Ejecutivo de la Fedojudo reconoce a los que por más de tres décadas han sido enemigos jurados de la institución.
Obvio que ese Comité Ejecutivo tiene la potestad de reconocer a quien desee pero lo que no debería hacer es desvirtuar la verdadera historia del judo dominicano.
No decimos que a todos los que están reconociendo sean inmerecidos, no, pero si en su gran mayoría.
Son esos los que la Fedojudo hoy reconoce quienes por más de tres décadas se opusieron a la formación de una Selección Nacional fuerte que acumuló sobrados méritos en la década de los 90 y parte del nuevo siglo.
Los que hicieron todo lo posible para que no se construyera la Casa Nacional del Judo Ingeniero Jaime Casanova Martínez.
Son los que intentaron frenar la expansión del judo a todas y cada una de las provincias del país.
Los mismos que se creían los predistinados para impartir los exámenes de grado unicamente a sus partidarios.
Aquellos que se resistieron a colaborar con Fedojudo cuando el ahora Ministerio de Deportes así se lo indicaba por ser empleados del mismo.
También son los mismos que señalaban a los participantes en eventos internacionales con el dedo y la consecuente discriminacion de atletas meritorios.
En fin, lo peor de todo esto es que la mayoría de los que hoy los premian vivieron y lucharon contra esos desatinos y oposición a las ejecutorias de la Fedojudo.
Peor aún, se distingue a personas de manera inmerecida y se obvian a personas que realmente lo merecen como Alejandro Mateo, Enrique Botello, José Valerio, Pedro Hernández, Israel Caraballo, Percio Pujols, Sandy Torres, Alquimedes Ortiz, Erichs Cedano, Lupo Hermandez; Bienvenido Zayas, Domingo (Macay) German Alcalas, Juan Barcelo, entre otros, como dirigentes meritorios y de larga data.
Los entrenadores, árbitros, técnicos, personal de soporte, etc., han de tener su reconocimiento el que les es negado por un grupo del Comité Ejecutivo de la Fedojudo.
Otro capítulo debería darse para atletas de los años 60 y 70, así mismo de los 80 y 90, para cerrar con los de los años de inicio del presente siglo.
Se está retorciendo la historia del judo dominicano por la persecución a un personaje que ahora la sola mención de su nombre le produce Alzheimer a algunos miembros del Comité Ejecutivo de la Fedojudo.
No está lejos el día que cada cosa se pondrá en su lugar y la historia tomará su curso real.