Por Víctor Malo (GOL Diariogol)
18/09/2013 23:49
Alejandro Blanco Bravo (Orense, 9 de octubre de 1950), flamante presidente del COE, esconde un currículo negro. Convertido en personaje público a todos los efectos tras su intento de llevar la gloria olímpica a Madrid, arrastra un pasado que está bajo sospecha.
Derrotado en Buenos Aires el pasado 7 de septiembre como abanderado de Madrid 2020, Blanco se ha convertido en el objeto de la crítica. Junto con Ana Botella, alcaldesa de Madrid, el exjudoka ha sido el principal damnificado después de que la tercera candidatura madrileña cayese en primera ronda a manos de Tokyo y Estambul. Dos ciudades amenazadas por la radiación y la guerra, respectivamente.
El fracaso olímpico ha aumentado su lista de enemigos, que se cuentan por decenas debido a su fama de antipático, de personaje oscuro. Buena parte de los dirigentes de las instituciones del deporte español están enfrentados a Blanco. Personalidades de la talla de Miguel Cardenal, presidente del CSD; José Ignacio Wert, Ministro de Educación, Cultura y Deportes; José Luis Sáez, presidente de la RFEB; o José Antonio Samaranch (hijo), miembro del COI. Ejecutivos relevantes, también discutidos en muchos casos, que tienen en común el haber tenido sus más y sus menos con el cinturón negro de judo.
Relaciones frías
La relación entre Cardenal y Blanco se ha enfriado especialmente. Ambos coincidieron el sábado en la Caja Mágica para presenciar la Copa Davis, uno a cada lado de José Luis Escañuela, presidente de la RFET. No se dirigieron la palabra en toda la jornada. Unos días después tenían que volver a verse las caras en un acto de la selección española de hockey patines. Blanco ‘escurrió el bulto’ y evitó coincidir con Wert y Cardenal.
Todavía pesa la mala representación de Blanco en materia de dopaje ante el COI. El Jefe de Estado para el Deporte está molesto porque Blanco no depositó su confianza en alguien como Ana Muñoz, directora de la AEPSAD, promocionada por el propio Cardenal. Muñoz estaba más preparada para hablar sobre la Operación Puerto.
Más allá de sus enemistades, Blanco tiene un polémico currículum académico. Licenciado en física y presidente durante 12 años de la Real Federación Española de Judo, está a punto de cumplir el octavo aniversario al frente del COE. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. En febrero de 2012 se hizo pasar por doctor universitario para entregar el título de Doctor Honoris Causa a Kim Jung Haeng.
Escándalos académicos
En 2013 fue acusado de ser un “incesto académico” por la publicación alemana Süeddeutsche, en base a un documento de 2012 que ponía en entredicho el valor de su tesis doctoral. El profesor Manuel López Quero, director del foro Sociedad-Deporte-Empresa de la Universidad Politécnica de Madrid, envió un informe a la Comisión de Postgrado y Doctorado de la Universidad de Vigo donde cuestionaba “las vías de acceso al depósito de Tesis” y los “plazos”.
Pero lo más destacable del texto era el aviso de la “dudosa originalidad” del trabajo efectuado por Blanco. Nunca se demostró que su tesis estuviese plagiada, aunque le acusaron de ello, pero fue rechazada por “falta de calidad”. Motivo por el cual todavía hoy no puede ser considerado Doctor.
Además de plagio, Blanco también fue acusado de “comprar” la tesis. Y es que la realizó bajo la dirección de la exatleta viguesa María José Martínez, a la que el propio Blanco nombró miembro de la Academia Olímpica Española poco antes. Para rizar el rizo, cabe recordar que la gallega también coqueteó con la polémica y fue suspendida de competición en los 80, cuando le detectaron hormonas masculinas. Ello le valió el incómodo apodo de “la semenya viguesa”. Blanco permanece impasible, al mando del COE.
Derrotado en Buenos Aires el pasado 7 de septiembre como abanderado de Madrid 2020, Blanco se ha convertido en el objeto de la crítica. Junto con Ana Botella, alcaldesa de Madrid, el exjudoka ha sido el principal damnificado después de que la tercera candidatura madrileña cayese en primera ronda a manos de Tokyo y Estambul. Dos ciudades amenazadas por la radiación y la guerra, respectivamente.
El fracaso olímpico ha aumentado su lista de enemigos, que se cuentan por decenas debido a su fama de antipático, de personaje oscuro. Buena parte de los dirigentes de las instituciones del deporte español están enfrentados a Blanco. Personalidades de la talla de Miguel Cardenal, presidente del CSD; José Ignacio Wert, Ministro de Educación, Cultura y Deportes; José Luis Sáez, presidente de la RFEB; o José Antonio Samaranch (hijo), miembro del COI. Ejecutivos relevantes, también discutidos en muchos casos, que tienen en común el haber tenido sus más y sus menos con el cinturón negro de judo.
Relaciones frías
La relación entre Cardenal y Blanco se ha enfriado especialmente. Ambos coincidieron el sábado en la Caja Mágica para presenciar la Copa Davis, uno a cada lado de José Luis Escañuela, presidente de la RFET. No se dirigieron la palabra en toda la jornada. Unos días después tenían que volver a verse las caras en un acto de la selección española de hockey patines. Blanco ‘escurrió el bulto’ y evitó coincidir con Wert y Cardenal.
Todavía pesa la mala representación de Blanco en materia de dopaje ante el COI. El Jefe de Estado para el Deporte está molesto porque Blanco no depositó su confianza en alguien como Ana Muñoz, directora de la AEPSAD, promocionada por el propio Cardenal. Muñoz estaba más preparada para hablar sobre la Operación Puerto.
Más allá de sus enemistades, Blanco tiene un polémico currículum académico. Licenciado en física y presidente durante 12 años de la Real Federación Española de Judo, está a punto de cumplir el octavo aniversario al frente del COE. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. En febrero de 2012 se hizo pasar por doctor universitario para entregar el título de Doctor Honoris Causa a Kim Jung Haeng.
Escándalos académicos
En 2013 fue acusado de ser un “incesto académico” por la publicación alemana Süeddeutsche, en base a un documento de 2012 que ponía en entredicho el valor de su tesis doctoral. El profesor Manuel López Quero, director del foro Sociedad-Deporte-Empresa de la Universidad Politécnica de Madrid, envió un informe a la Comisión de Postgrado y Doctorado de la Universidad de Vigo donde cuestionaba “las vías de acceso al depósito de Tesis” y los “plazos”.
Pero lo más destacable del texto era el aviso de la “dudosa originalidad” del trabajo efectuado por Blanco. Nunca se demostró que su tesis estuviese plagiada, aunque le acusaron de ello, pero fue rechazada por “falta de calidad”. Motivo por el cual todavía hoy no puede ser considerado Doctor.
Además de plagio, Blanco también fue acusado de “comprar” la tesis. Y es que la realizó bajo la dirección de la exatleta viguesa María José Martínez, a la que el propio Blanco nombró miembro de la Academia Olímpica Española poco antes. Para rizar el rizo, cabe recordar que la gallega también coqueteó con la polémica y fue suspendida de competición en los 80, cuando le detectaron hormonas masculinas. Ello le valió el incómodo apodo de “la semenya viguesa”. Blanco permanece impasible, al mando del COE.