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jueves, 15 de julio de 2021

La mayor vergüenza española en la historia de los Juegos Olímpicos

 La mayor vergüenza española en la historia de los Juegos Olímpicos

Por: Rodolphe Desseauve

La selección española celebra su medalla de oro en el baloncesto para personas con discapacidad intelectual en los Juegos Paralímpicos de Sídney. Luego fueron despojados de su título después de que se revelase que habían hecho trampa. (DR/YouTube)

Si bien la larga historia de los Juegos Olímpicos modernos está salpicada de una variedad de escándalos de trampa, los Juegos Paralímpicos, que se establecieron en 1960 para atletas con discapacidades, también han tenido intentos de fraude. El más famoso y repugnante de ellos ocurrió sin duda durante los Juegos de Sídney en el año 2000.

Además del baloncesto tradicional en silla de ruedas, los Juegos Paralímpicos de 2000 también fueron sede de un torneo para jugadores con discapacidad intelectual. Según el sitio web Cap à citer, el Comité Paralímpico había establecido un umbral de cociente intelectual (CI) de 70 para que los jugadores se consideraran discapacitados intelectualmente y, por lo tanto, fueran elegibles para participar en la competición.

Una actuación impresionante

El primer torneo paralímpico masculino de baloncesto para personas con discapacidad intelectual tuvo lugar en Sídney en octubre del 2000 y estuvo marcado por la destacada actuación de la selección española. Ganaron todos sus partidos por al menos 15 puntos y sorprendieron a todos los observadores, incluso aplastando a los favoritos rusos en la final (87-63).

«Volaron a todos de la cancha», recuerda Bradley Lee, miembro del equipo australiano que compitió en el torneo, según citó ABC News. «Lo sospechaba, pero no lo expresé. Su equipo era completamente diferente a los demás. Teníamos nuestras dudas de que algo estuviera mal, pero no pudimos señalarlo», rememoró. El misterio finalmente se resolvió varias semanas después.

La verdad revelada

Al día siguiente de su victoria, Marca homenajeó a los campeones paralímpicos publicando una foto de ellos luciendo sus medallas de oro. Después de que apareció la foto, el personal editorial del periódico comenzó a recibir mensajes de lectores que decían que reconocían a algunos de los jugadores... ¡y que de ninguna manera eran discapacitados!

El subterfugio finalmente estalló en noviembre de 2000, cuando uno de los jugadores del equipo victorioso en Sídney, Carlos Ribagorda, reveló públicamente que en realidad era un periodista del diario financiero Capital que se había infiltrado en el equipo en 1999 y no tenía discapacidad intelectual.

Una prueba de presión arterial pasó como examen médico

Peor aún, el periodista confirmó en la misma ocasión que un total de diez (de los doce) jugadores de la selección española habían fingido una discapacidad mental para participar en la competición. Según él, este engaño fue posible gracias a una grave falta de rigor durante los exámenes médicos. Según lo informado por el Huffington Post, Ribagorda declaró que «el único examen médico al que se sometió fue un control de la presión arterial después de hacer seis flexiones de pecho».

Durante toda su travesía Paralímpica, la mayoría de los jugadores españoles fingieron tener una discapacidad intelectual. Esta ridícula situación causó algunos momentos incómodos. «En la segunda mitad de nuestro primer partido, anotamos 30 puntos fácilmente», dice Ribagorda, según fue citado por el Huffington Post. Entonces el entrenador nos dijo, medio riendo y medio serio, que arrastráramos un poco los pies para que no fuese obvio.

10 de los 12 medallistas de oro tenían un coeficiente intelectual superior a 70

Yendo aún más lejos en sus acusaciones, Ribagorda afirmó que al menos otros cinco atletas de la delegación española, al igual que varios atletas de otros países que compitieron en los Juegos Paralímpicos de Sídney, en realidad no tenían «ninguna discapacidad mental o física». Estas revelaciones no podían quedar sin respuesta y el Comité Paralímpico Español abrió rápidamente una investigación, con conclusiones abrumadoras: diez de los doce medallistas de oro tenían un CI superior a 70.

Como resultado, las medallas de oro fueron devueltas y los responsables del escándalo fueron llevados a la justicia. Finalmente, en el 2013, el veredicto fue anunciado: de los 19 acusados, 18 fueron absueltos, mientras que Fernando Martín Vicente, el entonces presidente de la Federación Española de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (Feddi), fue condenado a una multa de 5.400 euros por «fraude y mentiras», pero también tuvo que devolver los 142.355 euros en subvenciones pagadas por el Gobierno español a los atletas paralímpicos para los Juegos de Sídney.

Personas con discapacidad intelectual excluidas de los Juegos Paralímpicos durante 12 años

Mientras asumía la responsabilidad por las trampas, el presidente de Feddi también mantuvo, durante su juicio, que solo había explotado un vacío legal: «Si alguien hace trampa, es difícil de detectar. Es fácil fingir que tienes poca inteligencia». El Comité Paralímpico Internacional (CPI), aparentemente estuvo de acuerdo y, a raíz de este escándalo, ¡descalificó a los atletas con discapacidad intelectual para participar en los Juegos!

Esta decisión tuvo consecuencias devastadoras para los principales interesados, es decir, los deportistas que realmente tenían una discapacidad intelectual. «Muchos de nuestros atletas de alto nivel me llamaron para decir: No hice trampa, no lo entiendo», explica Robyn Smith, de Sports Inclusion Australia, según lo citado por ABC News. «Fue desgarrador, pasar de ser héroes a ser expulsados ​​del movimiento».
En última instancia, no fue hasta los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 que el CPI se convenció de la evolución de los métodos para detectar discapacidades intelectuales y reintegró a estos atletas.