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domingo, 13 de marzo de 2016


El yudo como terapia para superar las secuelas del tsunami de 2011 en Japón

10/03 22:45 CET
  | actualizado el 11/03 - 03:23
 
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Hoy se cumplen 5 años de un día de fausto recuerdo para Japón. El 11 de marzo de 2011 el país del “sol naciente” sufrió un terremoto y el posterior tsunami que desencadenó un grave accidente en la central nuclear de Fukushima y arrasó el noreste de la nación asiática.
Un trágico episodio que dejó una cantidad ingente de víctimas y damnificados y contra cuyas secuelas lucha aún, hoy día, el pueblo japonés. Y en esta recuperación, el deporte, y en especial el yudo, desempeña una labor trascendental.
“En 2011 sufrimos un gran terremoto”, declara Kenji Iwasaki. “Las autoridades nos dijeron que teníamos que evacuar la ciudad. Al principio nos lo tomamos con calma pero pronto nos dimos cuenta de que íbamos a tener que correr para seguir con vida. Algunos de nosotros tuvimos la suerte de sobrevivir”, añade el Presidente de la Asociación de yudo Rikuzentakata.
“La flecha azul indica la altura máxima que alcanzó la ola creada por el tsunami”, añade. “Se ha tramitado la defunción de 203 de las 207 personas desaparaceidas en Rikuzentakata. En total, fueron 1556 las personas que fallecieron”, señala Kenji Iwasaki.
“Perdí a algunos de mis alumnos del dojo”, cuenta consternado. “La gente estaba molesta y desolada. Pensé que nada podría mejorar si nos quedábamos en casa deprimidos. Así que pedimos a los estudiantes si querían practicar el yudo. Se pusieron de acuerdo y, como el tsunami había destruido nuestro dojo, decidimos entrenar en la calle, sobre el cemento”, concluye.
“Mi maestro en el dojo me enseñó la importancia de ser considerada con los demás. Y ello me permitió evaluar el significado del yudo”, afirma Osaka, una de las estudiantes que participaron en la iniciativa.
“Lo más difícil, el 11 de marzo, no fue perder nuestros hogares y demás edificios sino perder a nuestros familiares y amigos. Debido a esta experiencia y al apoyo de la gente, ahora conozco la importancia de la vida. Ahora conozco lo importante que resulta ser independiente y construir tu propia vida”, añade Osaka.
A Ayumi Tanimoto, ganadora de 2 medallas de oro en los Juegos Olímpicos, “estar con los niños en el tatami no sólo le permitió soñar con nuevos triunfos en la competición sino que, gracias al yudo podía imaginar otros grandes logros en la vida”.
Para Ryunosuke Haga, vigente campeón del mundo de yudo, “lo que es bueno de este deporte es que te enseña la importancia de la compasión y el respeto por los demás”. Así, afirma Haga, “desde niños, aprendemos a tratar a los demás correctamente y creo que esto resume la belleza del yudo”.