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domingo, 12 de mayo de 2013


Bolívar Vargas: siete décadas dedicado en cuerpo y alma a la medicina y a las pesas
Siete décadas dedicado en cuerpo y alma a la medicina y a las pesas
(Periodico Listin Diario del 12 mayo2013)
  • Entrevista. El doctor Bolívar Vargas, considerado por muchos como el padre de las pesas en Dominicana, mientras ofrecía declaraciones a LISTIN DIARIO en su hogar de esta Capital.
Freddy Tapia
Santo Domingo
Salvo uno que otro cambio sufrido en el camino, la vida de Bolívar Vargas Candelario ha transcurrido como la imaginó. Boca dura, sincero, pero sobre todo sensible, el doctor Vargas ya tiene siete décadas vinculado a las pesas y a la medicina, sus dos grandes pasiones. La segunda la ha puesto al servicio de la primera.
“No ha habido un levantador de pesas y atletas de todos los deportes a los que no les haya prestado mi colaboración de manera desinteresada”, subraya el propietario del Consultorio Bolívar Vargas. Le satisface decir que nació “en un campo de un campo de Puerto Plata”. Se trata de Caraballo, un paraje distante a siete kilómetros de Montellano.
Deportista nato 
Allí comenzó a practicar béisbol a la edad de doce años. Posteriormente también hizo pininos en baloncesto, gimnasia, las carreras de 400 y 800 metros, así como en los lanzamientos del martillo. jabalina y del disco.
Como jardinero central del equipo amateur de Puerto Plata tenía buena proyección. De hecho, estaba siendo observado por el escucha estadounidense Howie Hack, para la época el de mayor incidencia en el país y en el resto del Caribe.
“Se me había sugerido que tenía condiciones, pero sólo firmaría si me permitía seguir estudiando medicina”, recuerda Vargas Candelario sobre la incompatible propuesta que hizo y que naturalmente fue rechazada por Hack.
Su fijación por graduarse en el campo del saber tenía una poderosa razón de ser y terminó dando al traste con la proyección que llevaba el pelotero.
Vargas: Una relación de 50 años con las pesas A los cuatro años, cansado de echarle fresco con un cartón a su madre Rosa Candelario de Vargas, que era asmática, le prometió que le curaría esa afección y en gran medida lo logró. “Mi madre era asmática desde nacimiento y le hice la promesa de estudiar medicina para poder curarla”, declara Vargas.
“Ya ella tenía efisema en un pulmón y pude mantenerla viva hasta el 1985, esto es 25 ó 30 años más, realmente”, apunta. “El daño que ella tenía en el pulmón era para haber muerto antes”.
Él le aplicó uno de los tratamientos que prepara junto a su esposa Bienvenida Ruzzo de Vargas y que asegura han tenido éxitos en 26 enfermedades consideradas incurables como el asma, herpes, la cangrena y la soriasis, entre otras.
Amor por las pesas 
Su relación por las pesas nació influenciado por los éxitos que tanto nacional como internacionalmente cosechaba José Márquez en los años 50.
Las prácticas se intensificaron al llegar a la Capital el cinco de junio de 1956 con la encomienda de comenzar sus estudios de medicina, carrera en la que se graduó el 28 de octubre del 1962. Justo en el sótano de esa facultad de la entonces Universidad de Santo Domingo, donde los docentes estudian los cadáveres, estaba el gimnasio de levantamiento de pesas.
La necesidad de mejorar su escuálido físico para tener mejores resultados en el béisbol, fue otra de las causas que lo motivaron aingresar al mundo de la halterofilia.
“Lo que comenzó como un complemento se terminó convirtiendo en la otra gran pasión de mi vida”, enfatiza Vargas, de 78 años y quien en siete décadas ha fungido como atleta, entrenador, médico de delegaciones dominicanas, dirigente yárbitro internacional. Durante 26 años fue presidente de la Federación Dominicana de Pesas y 57 como miembro del comité ejecutivo de la entidad.
En el 2011 le entregó la antorcha a William Ozuna, de quien resalta la humildad, seriedad y disposición al trabajo. “Es uno de los tres principales dirigentes de las pesas a nivel mundial”, resalta.
Asimismo, le satisface que sus hijos Bolívar Santiago, Rosanna y la más pequeña, Paola Michel, de 21 años, hayan seguidos sus pasos en el campo de la medicina. Esta última cursa el sexto semestre en Unibe.
“Ya le pasé el disco duro de mis conocimientos a Bolívar y Rosanna, lo que que garantiza que continuarán dándole el mismo tratamiento a los pacientes”, expresa en sentido figurado. “Ya puedo morir tranquilo”.