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martes, 12 de marzo de 2013


En pos de la revitalización del judo japonés
Sakai Kazunari [Perfil]
[01.10.2012]Leer en otro idioma : ENGLISH | 日本語 | 简体字 | 繁體字 | FRANÇAIS | االعربية |

El shock de las Olimpiadas de Londres

En las Olimpiadas de Londres, Japón ha conseguido treinta y ocho medallas en total, un récord en su historia. Sin embargo, que en estas circunstancias el judo masculino se haya ido sin un oro es una situación muy grave. Asimismo, el judo femenino sólo sumó una escasa medalla del preciado metal gracias a Matsumoto Kaori en la categoría de 57 kg.
En la competición de judo de las Olimpiadas de Londres se había abolido la puntuación por kōka (la menor puntuación), estaba prohibido agarrar los pantalones del oponente y se habían modificado las reglas para forzar que ambos competidores se agarrasen bien en el momento de realizar las técnicas. Esta modificación del reglamento debía de haber favorecido a Japón, ya que el ideal de judo que persigue es vencer con claridad consiguiendo un ippon (literalmente, “un punto”; puntuación máxima que se concede cuando una técnica es aplicada de forma correcta). Por esa misma razón, se puede afirmar que los desafortunados resultados del judo japonés son de una seriedad inexcusable.

Hay que acabar con la mentalidad aldeana del judo japonés

¿Dónde radica el problema? El nivel de los competidores japoneses está a la altura del de los mejores del mundo y en los diferentes torneos internacionales están obteniendo buenos resultados. No obstante, también es cierto que les falta estabilidad en su rendimiento. Es evidente que la selección japonesa, que anteriormente había dominado la categoría de peso pesado a nivel mundial, sufre una palpable ausencia de campeones imbatibles. El tener que pasar de pensar que cualquiera de los seleccionados podría ganar el oro, a encarar la dura realidad de una estrepitosa derrota, invita a pensar que hay un problema con la formación de los competidores. La medalla de oro en la categoría de más de 100 kg la ha ganado el francés Teddy Riner, que ha ganado el Campeonato Mundial de Judo en dicha categoría cuatro veces consecutivas. ¿Qué es lo que nos falta para poder tener de nuevo ases de su talla?

Quizás habría que acabar con la mentalidad aldeana de nuestro judo. El mundo del judo japonés se gestiona en base a este planteamiento: como el judo es una de nuestras “especialidades de la casa” por ser un deporte de competición tradicional, lo lógico es que si se aprende de los maestros japoneses, se gane al resto del mundo; por ese mismo motivo los maestros deben ser japoneses herederos de dicha tradición. Pues bien, yo opino que desde el momento en el que no ganamos al resto del mundo, debemos aprender de ello; al parecer, esta idea tan obvia no ha penetrado en la mentalidad aldeana y cerrada de la sociedad del judo japonés.
“Estaba seguro que en algún momento llegaría este día” (Yomiuri Shimbun, 5 de agosto de 2012); estás palabras de Saitō Hitoshi, (medalla de oro en la categoría de más de 95 kg en las Olimpiadas de Los Ángeles y Seúl y entrenador de la selección masculina en las Olimpiadas de Pekín), reflejan que los líderes de la Federación Japonesa de Judo eran ya conscientes de que no podrían ganarle al resto del mundo. Para romper con la mentalidad aldeana del judo japonés y vencer a los otros países es deseable que las reformas se centren en los siguientes dos puntos: primero, traer a Japón instructores foráneos, y segundo, promocionar a nivel individual estancias para practicar judo en el extranjero.

La globalización del judo y su reforma estructural

Otro punto esencial es la necesaria expansión del número de competidores de judo. Si examinamos el caso de Francia, que ha dado a luz al campeón mundial Teddy Riner, comprobamos que la creación de dōjōs (escuelas donde se enseñan artes marciales) y la formación técnica a nivel local están muy avanzadas, además de que la población de competidores franceses supera significativamente a la de Japón. Por otro lado, en Japón unas pocas escuelas dirigidas por veteranos campeones acaparan gran parte de la enseñanza del judo en el país; posiblemente sea esta estructura de escuelas especializadas la que esté impidiendo la ampliación del número de practicantes.
Tal y como comentó el entrenador de la selección masculina Shinohara Shin’ichi en el periódicoMainichi Shimbun (7 de agosto de 2012), existe un problema en el proceso de selección de los competidores y también existe una diferencia de fuerza física con los competidores extranjeros. Además de todo esto, creo que gran parte del problema estriba en el talante competidores japoneses, que están como atrofiados porque han sucumbido al hechizo de las medallas de oro. Esto es un reto en cuanto a la preparación psicológica; evidentemente, aunque todos los competidores quieren hacerse con la medalla de oro, en el caso de que ganen la plata o el bronce pienso que no deberían disculparse y sí adoptar una actitud más positiva.
Ahora el judo ha dejado de ser algo únicamente japonés para convertirse en un judo universal. Como es normal, me gustaría que se cuidase el judo que da importancia a la victoria mediante un ippon; sin embargo creo que adherirse inflexiblemente a dicho ideal tan propiamente japonés no permitirá a nuestros competidores reflotar en el nuevo judo mundial. Se debe pasar de concebir el judo japonés como el único modelo de referencia a seguir por todo el mundo, a pensar que es un tipo de judo más entre los otros tipos de judo que existen en los demás países, y reconsiderar lo más pronto posible y sin ningún tabú qué aspectos nos faltan para subir de nuevo al podio.
(Escrito el 10 de septiembre de 2012)
(Traducido al español del original en japonés)